Muchas veces escuchamos a los comunicadores corporativos preguntando desesperadamente el costo actual del cm/col de un determinado diario, el costo de una página completa de una revista, el costo de cada 30 segundos en horario matutino o vespertino de un canal de televisión, el costo por minuto de un programa de radio y, por supuesto, el costo (que muchos no saben precisar) de un artículo que fue replicado en una página web, que es difícil de obtener ya que no es un banner publicitario.
Todos estos datos son importantes a la hora de presentar un informe cuantitativo de nuestra gestión, a fin de decirle a nuestro cliente: "Gracias a nuestro trabajo, usted se ahorró tanto en ad value, dinero que hubiera pagado si sólo hubiera hecho un plan publicitario".
Sin embargo a ese monto, que generalmente se expresa en dólares, no le sumamos el costo de horas que utilizamos en llamadas, el costo que hacer que un vocero se traslade a una pauta, el costo de persuadir a los periodistas, el costo de internet, el costo de organizar una rueda de prensa o fiesta corporativa, el costo de los traslados de un medio a otro...
En definitiva, ese ad value no sólo debe incluir los precios publicitarios de ese artículo de prensa o entrevista en algún medio audiovisual que se logró por medio de nuestra gestión, sino también nuestros gastos operativos, para que el cliente comprenda que nuestra labor no es "gratis" (como expresan algunos empresarios cuando se refieren al trabajo de PR), sino que implica ciertos mecanismos y pasos fundamentales para lograr una buena presencia de la compañía en los medios.
Dulce Pérez Colmenárez
Comunicadora Organizacional y Estratégica